POLÍTICA INTERNACIONAL

Occidente acorta los "escalones" estratégicos de Rusia

De acuerdo a un cable diplomático difundido por esa nación, el presidente ruso, Vladimir Putin, invirtió más de 300 millones de dólares para influir en políticos y funcionarios extranjeros.
miércoles, 14 de septiembre de 2022 · 10:21

La compra de voluntades es una figura geoestratégica tan añeja que su implementación arrancó a la par de la génesis de las potencias colonialistas en el Siglo XVI. La aplicación de esta práctica que se tornó común en la política internacional fue llevada adelante hacia los países colonizados en términos de poder. El realismo político venció hace mucho al idealismo que se planteó mucho más adelante en 1920. El mundo concebido como una mesa de pool tiene correlato con los sucesos que vienen sucediendo en esta edad contemporánea de la historia y que tiene como protagonistas a Ucrania y a Rusia.

 

En el contexto de grandes resultados otorgados por la contraofensiva ucraniana sumado al repliegue y a un estado acuciante de los soldados rusos que hablaron sobre una traición de Putin hacia ellos, Estados Unidos reveló un cable diplomático que habla acerca de las iniciativas de Rusia de invertir más de 300 millones de dólares para influir en políticos y funcionarios extranjeros. Según comentó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, el fin de Vladimir Putin era debilitar las democracias y los sistemas políticos de países estratégicos. En ese sentido, la información revelada por el memorando diplomático contempla que Putin habría puesto dinero para candidatos extremistas europeos como fueron los casos de Marine Le Pen en Francia o Matteo Salvini en Italia. No solo eso sino que también la información indica que la estrategia putiniana también alcanzó a promover el independentismo en Cataluña y la salida de Gran Bretaña de la Unión Europeo a través del proceso político que fue conocido como Brexit.

 

Las naciones anteriormente mencionadas no fueron elegidas al azar, todo lo contrario hay una inteligencia estratégica notable en las medidas de Vladimir Putin. Es que el gobierno de Rusia tiene planeado continuar con la fórmula de la compra de voluntades en el futuro, por eso Estados Unidos giró dicho cable a una veintena de embajadas centradas en Europa, África y el sur de Asia. Más allá de que militarmente Rusia tiene grandes inconvenientes y los resultados en su incursión en suelo ucraniano no fueron fructíferas, Putin continúa con la idea de desestabilizar a países estratégicos de la Unión Europea y al mismo tiempo bloquear ese "puente" que se une con Estados Unidos y la OTAN. Ese sería el próximo paso del estado ruso en la esfera internacional.

 

Además de la geoestrategia referida en las anteriores líneas, existe otra que Rusia a través de Vladimir Putin alimentó constantemente: la manipulación de conciencias. Ese "viejo truco" que viene desde la antesala de la Segunda Guerra Mundial y que prosiguió durante el desarrollo de la Guerra Fría. Según un informe publicado por El Archivo.com, la Unión Soviética buscó crear en los niños y en toda la población de dicho estado supranacional la sensación de que Estados Unidos estaba a punto de invadir. Esto es algo que aplicó casi como un erudito de la manipulación Vladimir Putin y que ocurre no solo en esta suerte de autocracia zarista del Siglo XXI sino también en gobiernos poco democráticos como Venezuela, Corea del Norte, Irán y Rusia.

 

De acuerdo a este informe publicado por dicho medio, hay cuatro etapas que se enlazan con la estrategia putiniana de meterse en las democracias occidentales: a) la desmoralización; b) la desestabilización; c) la crisis y d) la normalización. Al fin y al cabo, y como señala la historai moderna, Yuri Bezmenov tuvo razón en alertar sobre los procedimientos que realizó la Unión Soviética y que piensa llevar adelante Rusia de aquí en más.

 

 

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