AISLAMIENTO DELIBERADO DE TAIWÁN

¿China usa la coerción como antesala de la invasión?

Taiwán parece ser un objetivo cada vez más importante para la China de Xi Jinping, que usa todo tipo de estrategias para aislar a la isla
martes, 10 de enero de 2023 · 16:56

Durante más de cuatro décadas, Taiwán se benefició de un entorno pacífico y estable que propició su desarrollo económico y su evolución política. El Taiwán democrático y próspero de hoy es el resultado de ese proceso. En la actualidad, este entorno ya no puede asumirse como dado. La razón principal de este cambio de contexto proviene de la República Popular China.

El gigante asiático pretende avanzar hacia la reunificación como parte del proceso de rejuvenecimiento impulsado por Xi Jinping. De este modo, cabe esperar que en los próximos meses Beijing ejerza más presión sobre Taiwán. Esta coerción excederá lo estrictamente militar y abarcará medidas orientadas a incrementar la presión económica y diplomática con el objetivo de influir en los acontecimientos políticos en la isla, a modo de alterar el status quo a favor de China.

Taiwán representa una amenaza para China no por lo que hace sino por lo que es, en la medida en que constituye un ejemplo patente de que existe un camino político, económico y social alternativo para China y el pueblo chino. De ahí la creciente impaciencia con el statu quo, el vínculo explícito de la unificación de Xi con su objetivo más amplio de rejuvenecimiento nacional, las incursiones militares más frecuentes, las sanciones económicas y la aparente aceptación en el continente de que la opción de una unificación pacífica se está volviendo cada vez menos viable y que la unificación forzada podría resultar el único camino posible en los próximos años.

Surgen dos paralelismos clave ante el escenario de aumento exponencial de las tensiones en el estrecho que separa a la isla del continente. Por un lado, el caso de Hong Kong. La política de "un país, dos sistemas" resultó ser inaceptable para el Gobierno de Xi, que temía las consecuencias que podrían derivarse del ejemplo de un segundo sistema exitoso que prometía cierto grado de libertad y una dilución del control del partido. El resultado fue el despiadado avance hacia la imposición de la política de “un país, un sistema”.

 

 

 

 (Detenidos 120 manifestantes en Hong Kong)

 

Por otro lado, un segundo paralelo puede derivarse del conflicto entre Rusia y Ucrania. Ucrania constituye una amenaza para Rusia, ya que representa un futuro democrático e integrado a la UE como alternativa viable para los pueblos eslavos. Vladimir Putin decidió que no podía arriesgarse a que el ejemplo de Ucrania se convirtiera en un modelo irresistible para los rusos y pusiera en riesgo la continuidad de su régimen.

Una estrategia de múltiples frentes

Sin duda, China trabajará para inclinar la dinámica bilateral a su favor. Para ello, Beijing continuará invirtiendo agresivamente en el desarrollo de su arsenal nuclear, así como en sus capacidades militares convencionales. En paralelo, se analizarán los errores de Rusia en Ucrania en busca de lecciones sobre las vulnerabilidades que deben remediar en lo que concierne al Ejército Popular de Liberación. También a nivel doméstico, Beijing buscará fortalecer la autosuficiencia en sectores clave para protegerse contra eventuales sanciones económicas por parte de los países de Occidente.

La estrategia incluso puede contemplar una dimensión extrarregional, orientada a socavar la unidad de la Unión Europea sobre la política de Taiwán para limitar la participación del bloque en el asunto del Estrecho de Formosa. También se emplearán amenazas e incentivos para mantener al margen a otros países como Corea del Sur, Filipinas e India. Ello irá acompañado de un esfuerzo para limitar los vínculos económicos y políticos de Taiwán con el resto del mundo, y así aumentar la dependencia de Taiwán respecto de China para asegurar su desarrollo económico a futuro.

Esta estrategia de múltiples aristas viene tomando forma desde hace algunos meses. Primero se registró un aumento exponencial de ejercicios militares en la zona de defensa de Taiwán luego de la visita de Nancy Pelosi en agosto pasado. Pero además, China ya bloqueó miles de importaciones de alimentos de Taiwán, que van desde cítricos hasta ciertos tipos de pescado y galletas, y detuvo las exportaciones de arena natural hacia la isla.

Otra faceta que ha adquirido la presión de Beijing sobre Taipéi incluye una serie de ataques cibernéticos. Estos consiguieron eliminar temporalmente los sitios web del gobierno de Taiwán. Asimismo, algunas tiendas e instalaciones gubernamentales taiwanesas informaron haber sufrido ataques cibernéticos.

Sanciones económicas

En diciembre pasado, el Gobierno de Taiwán acusó a China de ejercer coerción económica sobre el país insular luego de que Beijing suspendiera las importaciones de una variedad de bebidas alcohólicas producidas localmente. A lo largo de los últimos dos años, las autoridades aduaneras de China han implementado restricciones a la importación de productos alimenticios oriundos de Taiwán, tales como cítricos y mariscos, alegando la supuesta presencia de organismos nocivos en los cargamentos de frutas o errores en el proceso administrativo. En este sentido, las autoridades chinas afirman que los exportadores taiwaneses no proporcionaron toda la información requerida bajo el nuevo sistema de registro implementado por Beijing.

Ante la imposición de una nueva tanda de restricciones, el primer ministro de Taiwán, Su Tseng-chang, declaró que China está utilizando estos medios administrativos para interferir en el flujo del comercio entre ambos países. A su vez, planteó la posibilidad de que Taiwán pueda presentar una queja ante la Organización Mundial del Comercio si China va en contra de las normas establecidas por el organismo multilateral.

Sanciones diplomáticas

Además de las sanciones económicas descritas anteriormente y de la seguidilla de incursiones militares en el espacio aéreo taiwanés y las aguas circundantes a la isla, China también impuso prohibiciones de emisión de visa y otras sanciones diplomáticas contra figuras políticas taiwanesas, fundamentalmente luego de las sucesivas visitas de autoridades norteamericanas a la isla.

Los principales objetivos de las últimas sanciones de China incluyen al embajador de facto de Taiwán en Estados Unidos, Bi-khim Hsiao, los legisladores Ker Chien-ming, Koo Li-hsiung, Tsai Chi-chang, Chen Jiau-hua y Wang Ting-yu, así como también el activista Lin Fei-fa. Todos ellos tienen prohibido viajar a China continental, Hong Kong y Macao. Tampoco pueden tener ningún tipo de conexión financiera o personal con personas y entidades en el continente, según informó la Oficina de Trabajo sobre Taiwán del Partido Comunista chino. De acuerdo con la agencia de noticias Xinhua de China, las medidas buscan castigar a aquellos individuos considerados “elementos intransigentes” que apoyan la independencia de Taiwán. Vale la pena señalar que el primer ministro taiwanés, Su Tseng-chang, el líder de la legislatura, You Si-kun, y el ministro de Relaciones Exteriores, Joseph Wu, ya estaban en la lista de sanciones de Beijing y podrían enfrentar restricciones adicionales.

Perspectivas para 2023

Es probable que este año China redoble su presión sobre Taiwán y aumente sus esfuerzos por imponer su voluntad en Hong Kong. Beijing seguirá ejerciendo un control férreo para bloquear cualquier indicio de disidencia interna. En esa línea, es de esperar que el Gobierno central vigile de cerca las regiones con grandes poblaciones de minorías étnicas -como Xinjiang, Tíbet y Mongolia-. El Ejército chino muy posiblemente continuará ampliando su capacidad de alcance y la frecuencia de sus operaciones, con especial foco en zonas estratégicas, como el Mar de la China Meridional.

Más allá de la política territorial, cabe prever que Beijing seguirá favoreciendo una activa intervención estatal en la economía, especialmente mientras avanza en el proceso de reactivación y reapertura luego del levantamiento de la política de “cero Covid”. Asimismo, la política de desinformación, la conducción de ciberataques en terceros países y una estrategia diplomática centrada en la asertividad marcarán el involucramiento de China en el sistema internacional este año.

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