INTENTO DE FUGA

Tensión en la cárcel: se murió su mamá y armó una fuga

Solo una persona con mucho poder dentro y fuera de la cárcel es capaz de organizarla con roles distribuidos para distraer y ganar tiempo
miércoles, 1 de marzo de 2023 · 00:00

Unos 15 presos aprovecharon la frágil vigilancia que tienen los muros de la cárcel de Roca y llevaron adelante un plan para que un poderoso interno pueda escapar. Todo estuvo planeado con el objetivo de despistar y dar el golpe. Sólo una persona con mucho poder y recursos es capaz de llevar adelante semejante despliegue, que incluyó también autos de alta gama esperando en el perímetro

Claro que el Servicio Penitenciario rionegrino le facilitó la tarea al cerebro del plan. Es que además de haber apenas 6 custodios en las garitas para poder controlar los paredones del Establecimiento de Ejecución Penal y que el personal en el interior no era suficiente para contener un intento de fuga masiva, también hubo un detalle que benefició a los revoltosos: los guardias se quedaron sin balas de goma.

La información que trascendió desde el interior no fue confirmada por las autoridades del cuestionado Ministerio de Seguridad a cargo de la amiga personal de la gobernadora Arabela Carreras, Betiana Minor. Tampoco habrá confirmación, pero se sabe que las postas no fueron suficientes y además de pedir refuerzos a las comisarías de la ciudad, desde el Servicio Penitenciario debieron pedir asistencia con postas antimotines

La situación se controló cuando llegó el grupo especial COER y comenzó a rodear a los presos que se encontraban sobre uno de los techos, refugiados detrás de improvisados escudos, con ponchos, facas y piedras. Obviamente que no fueron contemplativos con los internos y varios de ellos debieron ser retirados del establecimiento en ambulancias del servicio provincial de emergencias. Están todos fuera de peligro y presentaban cortes e impactos de proyectiles antitumultos.

¿Pero quién estuvo detrás de todo este plan? Todas las fuentes consultadas dieron algunas pistas y sólo unos pocos se animaron a ponerle nombre y apellido al líder que pergeñó la fuga con la colaboración de otros varios internos, quienes difícilmente hubiesen podido escapar. Todo se trató de una teatralización para acaparar la atención y despistar.

Según los datos que manejan los investigadores, a los que logró tener acceso Mejor Informado, entre los presos poderosos que permanecen condenados dentro de los muros de la cárcel más grande de Río Negro, todas las miradas apuntan a uno. Se supo que en los últimos días, uno de ellos tuvo conflictos con las autoridades del penal por no haber logrado permiso para salir ante una causa de fuerza mayor. Entonces las sospechas recaen en él, porque tiene poder, tiene recursos, tiene motivos para escapar y cuenta con una logística afuera para poder permanecer en la clandestinidad.

¿Quién es el poderoso que generó semejante despliegue? El señalado es José "Chiqui" Forno, un preso condenado a 33 años por considerarlo líder de la denominada mega-banda de boqueteros que dio golpes importantes en toda la región hace varios años y que fue sentenciado recién en 2017. 

Antes de lograr su liderazgo en una banda de delincuentes, el cipoleño era un empleado judicial que fue detenido acusado de múltiples estafas. Su modo de operar era la falsificación de oficios y de esta manera accedía a fondos que estaban depositados en las cuentas bancarias de los expedientes. Fue condenado a 30 años de prisión por asociación ilícita y ocho robos agravados, y por la unificación con una pena anterior, deberá estar 33 años en prisión.

Forno permanecía tranquilo en la cárcel de Roca después de que la Corte haya rechazado uno de los tantos recursos presentados para evitar que la condena quede firme. Chiqui es considerado kapanga -como le dicen en la jerga tumbera- y además del despliegue de recursos, construyó poder al enfrentarse con el capo narco Aldo Manuel Homann, un viejo amigo del barrio Arévalo de Cipolletti, donde se criaron.

Los investigadores ligan al líder de la mega-banda con lo ocurrido en la ex Alcaidía. Según explicaron, Forno sufrió la muerte de su madre en los últimos días. Desde la cárcel tramitaron el permiso de salida ante el Juzgado de Ejecución de Cipolletti, teniendo en cuenta que se trataba de razones humanitarias, pero luego de unas horas debió volver.

Por la mañana temprano, Chiqui se preparó para salir del establecimiento. Espero y nadie llegó a buscarlo. Tampoco fueron escuchados sus reclamos para que lo trasladen hasta el cementerio para estar en el entierro. Pasó el tiempo y le comunicaron que la autorización del juzgado sólo era para pasar unas horas en el velatorio.

Esto habría provocado la furia de Forno, quien rápidamente desarrolló un plan para poder escapar y además de levantar la temperatura dentro de la cárcel, entre la población cercana a los 500 internos y las autoridades. Una tensión que continúa pese a que el intento de fuga se abortó a media tarde de ayer.

Los autos de alta gama esperando afuera y el movimiento de presos dentro, son dos indicativos de que hubo dinero y poder para convencer a sus cómplices. También de la misma manera se construyó el férreo pacto de silencio con el que se encontraron los investigadores a la hora de tratar de determinar quién estuvo detrás de la revuelta.

 

 

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