CLAVE DE FA

La historia detrás de Bizarrap, el productor argentino que rompe récords

Tiene 24 años y su carrera no para de explotar. Es, además, la cabeza musical de muchos de los temas más escuchados de habla hispana del 2022. El último, con Shakira.
lunes, 23 de enero de 2023 · 11:23

Por Hernán Di Menna.

 

El ruido que hizo Shakira con su nuevo lanzamiento aún retumba. En todo el mundo se instaló, además de una pegadiza melodía, la polémica en torno a su pareja con el ex futbolista de Barcelona, Gerard Piqué. Y mucho de lo que pasó se lo debe al ojo biónico de Gonzalo Julián Conde, más conocido como BZRP.

Fue él quien la contactó, quien la guió musicalmente para que lanzara toda su catarata de demandas al papá de sus dos hijos, luego de una infidelidad que el año pasado había dado mucho que hablar pero que no se había aprovechado ese impulso para hacer de eso una montaña de dinero.

Y ahí apareció la cabeza inclasificable del argentino, nacido en Ramos Mejía (Buenos Aires) en 1998 y DJ de profesión, antes de volverse hace algunos años un engranaje imprescindible para el crecimiento y reproducción de toda la movida trap argentina que se consume desaforadamente en todo el mundo.

 

Detrás de su gorra clásica negra y sus enormes lentes oscuros se esconde el productor más prolífico y exitoso de estas latitudes, lo que lo hizo codearse con los artistas latinos más renombrados, como Residente de Calle 13, J Balvin o Nathy Peluso. Nunca mostró su cara sin ese atuendo, y eso también lo define: no aspira a ese tipo de popularidad. Y fue nada menos que el que colaboró en el lanzamiento de carreras de traperos locales que lograron sus primeros éxitos internacionales de su mano, como Lit Killah, Trueno, Nicky Nicole, L Gante, entre otros.

Los números de reproducción de lo que él denominó “BZRP Music Sessions” en las plataformas de streaming se cuentan en decenas de millones, que ya llevan 54 ediciones.  Pero, antes de ésta fiebre que logró con Shakira, fue con Quevedo en la voz con quien produjo el tema más escuchado del año pasado: “Quedate”, que llegó hasta ahora a la escalofriante cifra de 428 millones de escuchas sólo en YouTube.

 

 

Pasándolo a dólares, la cosa se pone aún más espectacular: Spotify, la plataforma musical de más grande del mundo, paga 0,0037 dólares por reproducción. En el caso de YouTube, abona a los artistas 0,00069 dólares por cada persona que reproduce el video. Apple Music, paga una cifra de 0,01 dólares por reproducción, mientras que Amazon Music abonaría aproximadamente 0,00402 dólares por escucha. Lo que sumando todas y solo en la canción con Quevedo, las ganancias superan los 2 millones de dólares.

 

 

Todo comenzó…

Su historia se parece a la de muchos artistas de su edad: un pibe de barrio que aprendió a hacer música de manera autodidacta y con sus propios recursos, escasos, por cierto. Lo más llamativo es que él no canta, sólo hace la base, y aun así su nombre resuena tanto como el de los cantantes.

Todo comenzó con un estudio en su casa cuando empezó a crear beats y a colaborar con raperos de freestyle que se hicieron virales. La idea es simple: el compone la música e invita a artistas a ponerle la letra. Los videos se parecen todos entre sí, sin mucha producción. Dice que improvisar es parte del éxito en sus canciones, y que la canción con Quevedo se escribió en una noche. Entremos en la historia de este genio.

 

BZRP contó que su primer contacto con la música fue cuando era muy chico. Sus padres ponían todo tipo de música, aunque su viejo era fan de Tiesto y Paul Van Dyk. Así, lo introdujeron en la electrónica y en lo que sería su primera profesión, DJ. Pero reconoce que también tiene una marcada influencia de otros discos y estilos: “Out of Time” de REM, “Thank You” de Stone Temple Pilotes, “Confort” y “Música para Volar” de Soda Stereo, dijo en una entrevista al portal Los 40.

En un principio, mientras cursaba el secundario en Haedo, se dedicaba a la música como hobbie pero cuando entró a la universidad se dio cuenta que debía dejar algo, porque no podía dedicarse a las dos cosas. A partir de la decisión de dejar la licenciatura en Marketing, comenzó a estudiar softwares para aprender más de lo que le apasionaba.

En 2017 con los “combos locos”, videos que subía a su canal de YouTube donde juntaba distintas escenas de batallas de freestyle locales y las mezclaba como una suerte de sampleos musicales, fue donde todo comenzó. En ese ambiente conoce a Lit Killah, Kodigo, Ecko y otros raperos con los que empezó a crear remixes en paralelo.

 

 

Pero fue con el remix de “No vendo trap” del rapero argentino Duki su punto (alto) de partida. A partir de allí, otros artistas como Dani, Ecko, Paulo Londra y Khea lo invitaron a remixar sus canciones.

Junto a Kodigo, BZRP lanzó el 17 de noviembre de 2018 su primer Freestyle Session que lo puso en vitrina para que otros se sumaran como G Sony y Acru. En febrero de 2019, lanzó junto a Bhavi su primer Music Sessions y la fama continuó, ya que pasaron por su estudio artistas como Nicky Jam, Snow tha Product, Nicki Nicole, Trueno, Zaramay, Cazzu, Nathy Peluso, YSY A, Don Patricio, Dread Mar-I, Anuel AA, entre otros.

Y ya en plena pandemia, durante el año 2020, ingresó a la lista de los 300 artistas más escuchados en todo el mundo tras haber acumulado más de 11 millones de reproducciones mensuales en Spotify.

 

 

 

Éxito, luego existo

En parte, el éxito de este joven y autodidacta músico de tan solo 24 años, se debe a que ha sabido involucrarse con el rap/trap, un género que cuando él empezaba se vinculaba a la marginalidad, desde un lado más consumible, más amable a los oídos, más popular.

 

Así lo explicó en una entrevista con el diario El País, de España: “Siento que acá la escena evolucionó. En su momento hubo artistas que representaban solo la parte más dura. Sigue habiéndolos, y está bueno, porque de ahí viene en EE UU, pero en realidad ahora el pop como género no existe, se va pegando a otros géneros. Ya pasó con el reggaetón y ahora pasa con el trap. No es algo malo, se va haciendo más comercial y consumible para todos. Antes, el trap no lo podía consumir cualquiera. Ahora, los chicos, los grandes... cualquiera lo puede consumir, porque está bien hecho. Al ser más pop las letras no pueden ser tan explícitas como eran. Pero en Latinoamérica se supo cambiar y que no sea un género relacionado con la delincuencia. Y yo siento también que el reggaetón merece mucho más reconocimiento, por todo lo que ha peleado. Digan lo que digan el reggaetón cambió la historia de la música,  puso a los estadounidenses a bailar en español”.

Quizás sea ahí, en el país del norte, donde apunte próximamente su ascendente carrera.

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