Diversidad

"Toda cultura merece verse reflejada en la ficción"

En el Mes del Orgullo, es vital que recordemos la importancia de la diversidad en el mundo de los libros.
miércoles, 9 de junio de 2021 · 16:08

Durante el mes de junio, la comunidad internacional celebra el denominado Mes del Orgullo LGBTQ+. Algunos países no poseen tal fecha en sus calendarios, mientras que otros trasladan este acontecimiento a distintos meses del año. Aun así, junio constituye para el mundo entero el faro de la comunidad LGBTQ+. Tal vez este escenario es ajeno a muchas realidades, e indudablemente era inexistente hace un par de años en materia de derechos, posibilidades legales y la mismísima definición de la homosexualidad formulada por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, los cambios que el colectivo LGBTQ+ ha conseguido a lo largo de las últimas décadas no se limitan a los planos políticos y sociales, sino también a nuestra cultura. Más específicamente, al universo de los libros.

 

¿Y Si Fuéramos Nosotros? de Becky Albertalli y Adam Silvera, un dulce relato entre dos chicos que se conocen casualmente en el Subte y deben tomar acción para hacer realidad su historia de amor.

 

 

Pertenezco a una generación que creció rodeada de libros con escasa diversidad. Quienes nos enamoramos de la literatura a temprana edad devoramos una multitud de historias de personajes blancos y heterosexuales que habitaban el hemisferio norte. A muchos no se nos ocurría pensar en escenarios alternativos. La mayoría no cuestionaba la uniformidad y homogeneidad de estas historias, y poco podía hacer uno al respecto. No obstante, la industria editorial del día de hoy gira alrededor de la etiqueta “diversidad”, apuntando a historias que desafíen los cánones literarios y presenten tramas distintas. El mundo de los libros contemporáneos es un espacio para voces que por siglos no han podido compartir sus historias. Es un ámbito de representación tanto autobiográfica como ficcional, un lugar donde las páginas reflejan el mundo diverso en el que vivimos.

 

Yo Soy Simón de Becky Albertalli es la historia de un chico descubriendo su sexualidad, lidiando con los cambios de la adolescencia y la pertenencia a la comunidad LGBTQ+.

 

Hace tan solo unos años, pocos pensaban en la literatura como un universo “diverso”. La razón para este drástico cambio se origina en el interrogante más básico y profundo de la experiencia de lectura: ¿por qué leemos? Cada individuo es capaz de orquestar su propia respuesta porque, por supuesto, la íntima práctica de devorar palabras sobre el papel es subjetiva. Pero aun así, en términos generales, leemos para ser vistos. Para ser entendidos. ¡Sobre todo los adolescentes y adultos jóvenes! La ficción es un espacio seguro y controlado en la alocada vida de una persona que está atravesando una etapa tan tumultuosa e incierta como la juventud. Es un refugio, un lugar donde explorar las preguntas que nos hacemos a nosotros mismos y encontrar nuestras… O formular nuevos interrogantes. Leer sobre personalidades y aventuras ficticias nos permite identificarnos con sentimientos, mentalidades y experiencias propias y soñar en grande. Buscamos novelas que nos sirvan de espejos, y al mismo tiempo, de océanos donde explorar nuestra juventud.

 

 

¿Pero cómo pueden los adolescentes sentirse vistos y entendidos en la ficción que no es diversa? Si la literatura no refleja el mundo diverso en el que vivimos, millones de voces se ven excluidas. Necesitamos narrar todo tipo de historias porque existe mucho más a la humanidad que romances heterosexuales, personajes de piel blanca y tramas que transcurren en Estados Unidos o Europa Occidental. Toda cultura merece verse reflejada en la ficción. Toda orientación sexual merece que su historia sea contada. Toda creencia religiosa, estado de salud mental, identidad de género y realidad adolescente es igual de digna de encontrar su lugar en el mundo de los libros. ¿Por qué? Porque los lectores del mundo lo necesitan. Porque en algún lugar ahí afuera, hay un joven buscando ser entendido por un libro.

 

 

Ese es precisamente el peligro de las historias únicas, tal como lo desarrolló Chimamanda Ngozi Adichie en su charla TEDx en el 2009. Reducir la verdad de la experiencia adolescente a un relato homogéneo deja a millones de jóvenes sin representación, privados de la belleza de leer, enajenados de la mera posibilidad de encontrar espejos en la ficción. Por eso, en el Mes del Orgullo, es vital que recordemos la importancia de la diversidad en el mundo de los libros. Tenemos la suerte de vivir en una sociedad que llena sus estanterías con cada vez más novelas de este estilo. Hay libros diversos ahí afuera. Hay romances LGBTQ+ en los libros. Y si necesitan ayuda encontrándolos, las redes sociales y el internet son espacios que realmente abren tu mente a historias increíbles. ¡Feliz Mes del Orgullo! Afortunadamente, el mundo de la literatura celebra con nosotros.

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